Estos autos se convirtieron en uno símbolo para los presidentes en la historia de Estados Unidos. No todos los presidentes han tenido un auto presidencial, solo 13 de los 45 han sido los afortunados.
En 1902 Theodore Roosevelt fue el que utilizó por primera ocasión un vehículo para actos públicos. Pero no por esto quiere decir que la Casa Blanca lo adoptara de inmediato, se tardaron 37 años en realizar el pedido del primer auto oficial.
Se sabe que Roosevelt, William Howard, Woodrow Wilson, Warren G. Harding, Calvin Coolidge, Herbert Hoover y Franklin Delano Roosevelt utilizaron autos privados o que eran del estado; se dice que hasta una limusina Cadillac blindada que había pertenecido a Al Capone formaba parte de la flota.

La historia comienza así
En 1939 llegaría al garaje de la Casa Blanca un Lincoln Sunshine Special, Se trataba de un Lincoln convertible alargado modificado con un precio de $4,950 dólares, lo que equivale a $88,800 dólares actuales. Se pensó en la comodidad y conveniencia. Este vehículo lo utilizó Harry S. Truman, y se retiró del servicio en 1950.
Truman estrenó un Lincoln Cosmopolitan, con todos los avances técnicos de la postguerra y con un estilo moderno y futurista. El presidente Eisenhower le añadió un techo transparente que le dio el apodo de Bubble Top. Se mantuvo en la flota de la Casa Blanca hasta 1967 siendo utilizado por los presidentes John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson en ocasiones especiales.
Lincoln Sunshine Special Lincoln Cosmopolitan
Con la llegada del presidente John F. Kennedy también llegó una nueva limusina, un Lincoln Continental, uno de los autos más populares de la época, representaba el lujo y glamour de una nueva era. El nombre clave era SS-100-X y sería el último vehículo que Kennedy abordaría con vida.

El Lincoln Continental de 1967, fue el primer vehículo presidencial construido como una fortaleza sobre ruedas. Este vehículo también estuvo al servicio de los presidentes Nixon, Ford y Carter. La actualización de este Lincoln Continental 1974 fue el auto que transportó a resguardo a los presidentes Ford y Reagan después de sus respectivos intentos de magnicidio.
La segunda limusina adquirida durante la administración de Reagan fue un Cadillac Fleetwood 1982; el área comprendida por las ventanas, parabrisas, pilares y techo era más alta que la de producción, un diseño que perduraría en los autos presidenciales hasta nuestros días.
Esta limusina, fue la primera que construyó Cadillac, contaba con pesados blindajes y mucho armamento defensivo, por lo que requería de llantas extra grandes y frenos para lidiar con su peso.

En 1989 Lincoln regreso por última ocasión a la flota presidencial de la mano de George H. W. Bush. Este Lincoln Town Car contaba con todos los aditamentos de sus antecesores pero, a partir de ahora el servicio secreto ya no daría mayores detalles sobre los autos presidenciales.

Al llegar Bill Clinton en 1993 la limusina sería diseñada desde el principio como un vehículo presidencial. Aunque su apariencia era la de un Cadillac Fleetwood, mecánicamente era un automóvil mucho más resistente y duradero que los Cadillac de aquellos días.

El presidente Bush fue el primer mandatario nacional cuya limusina presidencial fue apodada por el Servicio Secreto con el nombre ‘ The Beast’, o ‘ La Bestia’ en español. Su apariencia nos recuerda al Cadillac DeVille 2000.
La limusina presidencial utilizada por el presidente Barack Obama es la segunda en recibir el apodo ‘The Beast’, aunque también es conocida como ‘Cadillac One’ por estar basada en apariencia en el Cadillac DTS 2008.
‘La Bestia’ de Donald Trump llegaría con 20 meses de retraso. Cuando por fin la pudo estrenar fue durante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas 2018. El Servicio Secreto no ha soltado prenda sobre las especificaciones técnicas o las amenidades con que cuenta el nuevo vehículo.
El chasis de ‘La Bestia’ proviene de la línea de camiones de trabajo pesado de General Motors y su carrocería imita a un Cadillac CT6.



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